martes, 3 de febrero de 2015

Suspiro

Te robo, solo por un momento. Me dejo llevar, en un parpadeo giro y regreso a ti, dando vueltas con mi pensamiento. Te veo, te guardo y te tomo con mis labios, una palabra, una oración que se acaba extinguiendo en un beso. Ese beso robando que he dejado en mis recuerdos.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Emma

Te tomo, con una mirada te tomo, trato de robarte las palabras pero las palabras no pueden atraparse en el aire, tomarlas con la mano y mantenerlas ocultas en el pecho, las palabras se tejen, se dicen en forma de telaraña, poco a poco sin abrumar, con el tono correcto y del modo correcto.
Me acerco, contando mis pasos me acerco, justo como lo dice la receta que formule a tus espaldas, a escondidas, por impulso me muevo y olvido que el frío es frío, que tan solo una chispa y todo acaba. Comienzo mi canto, te atrapo en mis redes, nos miramos fijamente y se que todo acabado, el tiempo y el veneno son los mejores aliados, los mejores amigos. Todo pasa como esta profetizado, comienzas el juego, el juego de tu sonrisa, me entorpeces con tus pupilas,  ya todo a acabado, te acercas tomas el anzuelo y juegas con el, como si fueras inocente caminas hacia mi, ríes, yo rio, yo me aproximo hacia ti, tomo entre mis manos la botella y me sirvo otro trago.
El alcohol me marea  y tu permaneces intacta, nos quedamos solos mientras los demás conversan, nos desvanecemos ante sus ojos porque no los miramos, llega el silencio, un trago profundo, sin palabras, tu perfume, mi perfume, otro sorbo, el tiempo se alenta, me desvanezco y tu me atrapas, nos paralizamos con un beso y jugamos a amarnos, nos desvanecemos juntos y renacemos en instantes, disfrutamos del frío que dejamos al dar un respiro, no tenemos tiempo, es lo único que no olvidamos, lo que nos deja sin aliento.
Te apartas, me regresas al presente, donde el tiempo corre, donde nos hacemos viejos. Te vas, me tomas de la mano y con un susurro me dices que no es tiempo de despertar, me guías, te sigo y las sombras nos rodean, la noche es nuestro testigo, la que nos provoca y murmura, la culpable de terminar enlazados, abrazados.